Duras han sido las críticas con el América este arranque de torneo. Una derrota, una victoria y dos empates, son el saldo de un equipo que hizo gran inversión en refuerzos y que cambió de entrenador. Pare el nivel de exigencia que tiene el equipo azulcrema en efecto puede ser muy poco, pero si se mira un poco más de cerca su accionar, la situación es diferente.
En ninguno de sus cuatro juegos el América ha sido menos que su rival. De hecho contra Pachuca, Tigres, Jaguares y Atlas, hubo momentos de clara superioridad capitalina, pero no se reflejó en el marcador gracias a la falta de puntería de los delanteros.
Como quedó demostrado en el juego del domingo en el Azteca, América genera múltiples llegadas de peligro con el talento en medio campo de Daniel Montenegro y Pável Pardo, el mismo Vicente Sánchez tiene la capacidad de originar ataques solo. Una vez que encuentren contundencia la máquina podría comenzar a funcionar.
Con Manuel Lapuente algo hay seguro, siempre tiene claro a que quiere jugar. Podrá gustar o no, pero las Águilas retomarán el sistema de juego que los hizo campeones en la presente década, cediendo el medio campo esperando por latigazos fulminantes.
La parte más débil del equipo como siempre es la defensa, sin embargo con lo que tienen adelante la ecuación puede encontrar un balance.
Por el bien de los americanistas y los anti americanistas, parece que este equipo es mucho más de lo que hasta hoy parece.
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