Parece cuestión de horas para que se confirme de manera oficial que el máximo rival del América jugará de local por primera vez en el estadio Azteca, lo cual sería una falta de respeto hacia la historia del club y a la enorme afición americanista.
La tradición que implica para cualquier club el tener su propio territorio, aquel donde todo equipo rival se sienta ajeno y nada bienvenido por el público, es algo que debe ser altamente valorado e igualmente respetado por la gente que está al mando de la institución, ya que para los aficionados, directos responsables de crear ese ambiente amigable para el local y hostil para el visitante, es algo sagrado que debe prevalecer en todo momento.
¿Se imagina usted al Barcelona alquilándole el Santiago Bernabéu al Real Madrid para jugar un partido de Champions League? ¿Y viceversa? ¿Al Manchester City pretendiendo jugar de local en Old Trafford? ¿A la Juventus, el equipo con más seguidores en Italia, solicitando el Olímpico de Roma o el Giusseppe Meazza de Milán? ¿Usted cree que River Plate le pediría su cancha a Boca Juniors? Por supuesto que no, pero al parecer en México las cosas son distintas.
Por supuesto que existen excpeciones y casos en los que dos equipos de una misma ciudad y con una rivalidad fuerte han compartido estadio, como la Roma y la Lazio, el Milán y el Inter, o el que usted prefiera. Sin embargo, lo injustificable de este caso es el hecho de que además de ser Chivas un equipo al que cualquier americanista le siente cualquier cosa menos cariño, también es un club cuya sede es en otra ciudad y bastante lejana por cierto.
¿Por qué hacer del Clásico entre Chivas y América uno de menor jerarquía? ¿Por qué restarle importancia a la mística, a la tradición y a la historia que envuelven al Azteca y que están íntimamente ligadas al América?
La relación entre el América y el Azteca va más allá de un simple club-sede y mucho más allá de tener como común denominador al Grupo Televisa. Hay algo más ahí, algo difícil de explicar y que tiene que ver principalmente con lo emocional, lo místico y lo mágico, con la seguridad de sentirte en tu propia casa y con el cuidado de nunca dejársela a tu peor enemigo (deportivamente hablando, entiéndase).
El hecho de que el propietario del Guadalajara, Jorge Vergara, haya soñado desde el día en que asumió con llevar a sus Chivas a jugar en el Azteca, tendría que ser algo para guardar en el anecdotario y nada más. Sin embargo, todo indica que la gente que maneja el inmueble deportivo más grande del país está considerando seriamente darle gusto al empresario tapatío y ayudarlo a cumplir ese sueño.
Siendo justos con la directiva del América, por quienes esta decisión no pasa, al menos no en forma directa y quienes ya manifestaron su inconformidad, le tenemos que otorgar la responsabilidad de este suceso (casi inminente) al máximo mandatario de la empresa dueña del club y del Azteca (Grupo Televisa), Emilio Azcárraga Jean, quien tendría que tener la facultad de poder evitar que todo esto suceda, y si la tiene, tendría que ejercerla.
El Guadalajara tiene su estadio y ese es el Jalisco, dentro de poco más de un mes tendrán uno nuevo, por lo cual el América, o Televisa no tendrían por qué salir a prestar (o alquilar) ningún estadio, mucho menos cuando se trata del equipo al que todos los americanistas odian.
Si la gente de la capital jalisciense que apoya a Chivas no entiende lo que es una Copa Libertadores y ni siquiera hace lucir el Jalisco a la mitad de su capacidad cuando compiten en instancias decisivas del torneo continental, ese no es problema ni del América, ni de Televisa, ni de nadie más que no sea del Guadalajara.
Chivas es de Guadalajara, lo dice su nombre, es así de simple. Chivas no es del Distrito Federal y nunca lo será. El hecho de que tanto Chivas como América tengan aficionados en cualquier parte de la República Mexicana, no quiere decir que tengan que estar haciendo giras y jugando en las distintas plazas para darle una alegría a la gente de distintas regiones, al menos no cuando uno de estos equipos, en este caso el rojiblanco, debe fungir como local en un torneo internacional.
Que el Azteca, el escenario deportivo más grande e imponente del país, sea el estadio donde juega el América no es una relación casual, es una de las cosas que engrandece a la institución y no es algo que se deba de tomar a la ligera. Por mucho tiempo otros equipos como Necaxa, Atlante, Cruz Azul y Atlético Español, tuvieron al “Coloso de Santa Úrsula como su casa, pero nunca, nunca, ni por error, el Guadalajara.
Que Chivas sea local en el Azteca, estimados lectores, nos parece inaceptable y muy irrespetuoso para las decenas de miles de americanistas que asisten cada vez que juega el América y que con su presencia y aliento han hecho de este estadio un monumento al futbol mexicano y a todo lo que representa el americanismo.